Estamos en plena temporada de moras y salir a dar un paseo por el campo para recogerlas es algo muy entretenido. La idea de elaborar con ellas ricas recetas resulta motivadora y es algo que no perdono. Tengo zarzamoras bien cerca, así que en mi cocina se ha abierto la veda de las recetas con moras y ha sido inaugurada con una mermelada de moras y semillas de chía que nos ha sorprendido a todos muy gratamente.
A su delicioso sabor y suave textura hay que sumar que es una receta saludable, fácil y rápida de preparar. El punto de partida de esta mermelada de moras y semillas de chía es la receta de otra mermelada, pero elaborada con frambuesas. No sé si la original estará tan buena como esta versión con moras. Si es el caso ¡habrá que probarla también!
Comenzamos limpiando bien las moras y retirando los restos de suciedad que puedan contener y/o los pedúnculos que hayan quedado en los frutos tras su colecta. Las lavamos bajo un chorro de agua fría y las dejamos escurrir hasta que queden completamente secas.
Colocamos las moras en un cacito con el agua y llevamos a ebullición. Bajamos el fuego y cocemos a fuego suave durante 10 minutos, removiendo de vez en cuando y aplastando con un tenedor, cuchara o similar. Agregamos las semillas de chía, la mie y cocemos dos minutos más.
Antes de retirar del fuego y dejar enfriar la mermelada, comprobamos el punto de dulzor (si nos gusta más dulce, agregamos más miel) y de espesor, teniendo en cuenta que las semillas de chía gelatinizarán y la mezcla espesará ligeramente. Si lo consideramos necesario, lo ajustamos añadiendo un poco de agua.
Con qué acompañar la mermelada de moras y semillas de chía
Aunque la mermelada de moras y semillas de chía está para comer a cucharadas directamente del bote, la mejor manera de degustarla es sobre una rebanada de pan recién tostado. Casa a la perfección con el queso fresco y el yogur natural, formando un gran bocado con el que acompañar nuestros desayunos o meriendas.
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