Todos sabemos que abusar de la carne, los embutidos, los fritos, las
chucherías o la bollería causa problemas de salud como pueden ser
enfermedades cardiacas o sobrepeso y esto afecta tanto a adultos como a
niños, como apunta el estudio Aladino.
Pero el desconocimiento que tenemos de claves nutricionistas y dietéticas hace que nos equivoquemos pensando que algunos productos dañinos -como los zumos sintéticos, los cereales azucarados, etc.- son sanos. Sin embargo, que el origen de ciertos ingredientes esté en el campo no significa que no hayan pasado por un laboratorio.
Otro error habitual es el abuso que hacemos de ciertos productos creyendo que al ser extremadamente sano podemos consumirlos todo el tiempo.
Buenos ejemplos de esto son el plátano frito en forma de chips o el
sushi de atún. El origen de algunos de los ingredientes que vamos a
utilizar no supone nada si no sabemos utilizarlos debidamente.
¿Podemos permitirnos el famoso “día trampa”? El dietista Diego de Castro se muestra flexible ante esta pregunta. “Si un día en particular nos apetece comer una pizza o unas bravas, podemos hacerlo. Creo que los extremismos son desequilibrados. Si estamos sanos y lo hacemos bien con nuestra dieta, por un día que comamos un pastel o el postre preferido no pasa absolutamente nada. La cuestión es que si hemos conseguido llevar una alimentación verdaderamente saludable, limpia, natural, es muy probable que no necesitemos ni tengamos muchos antojos por comida chatarra”.
Pero para conocer mejor aquellos productos que no son tan
sanos como pensábamos y no volver a caer una y otra vez en los mismos
errores a los que nos lleva, no la indolencia, sino la falta de
información, te mostramos un listado de productos sobre los que nunca
volverás a pensar de la misma manera.
- Cereales dulces: no hay tregua contra el azúcar. Sabemos que abusar de esta sustancia puede conducir a la obesidad y a enfermedades como la diabetes, y la deformación que se hace en los cereales con ella es peligrosa.
Algunas marcas populares estadounidenses utilizan hidroxianisol butilado, un compuesto cuyo consumo está limitado en Europa por la European Food Safety Authority y prohibido en países como Australia o Japón porque se cree que es carcinógeno.
- Pepinillos en vinagre: además de una elevada cantidad de
sal, contienen habitualmente benzoato de sodio y de potasio, aditivos
carcinógenos y sospechosos habituales en alimentos aparentemente inocuos
como la sidra de manzana, aderezos para ensaladas bajos en grasa,
jarabes, mermeladas, aceitunas y encurtidos. Busca bien y evita adquirir
pepinillos que lleven estos compuestos.
- Aderezos para ensalada: olvida los aderezos de ensalada comprados, esas pastas pegajosas ricas en carboximetilcelulosa de sodio y azúcar, y prueba con el aceite de oliva, el vinagre balsámico, el zumo de limón, la miel o la mostaza para preparar tus alimentos. Lo agradecerá tu cuerpo y tu paladar.
- Macarrones con queso:incluyen los colorantes artificiales
Amarillo 5 y Amarillo 6. Tras años de investigación, se demostró que
estos aditivos pueden provocar alergias, TDAH, y cáncer en los animales.
La cadena Kraft Food se vio obligada a sustituirlos por condimentos
como el pimentón, el achiote y la cúrcuma, colorantes naturales.
- Postres de restaurante: azúcares, calorías… y sobre todo un
contenido abismal en sodio. Además, las raciones son habitualmente
desproporcionadas. Una mejor elección, además de la fruta, es tomar un
sorbete de limón: te ayudará a sobrellevar placenteramente la digestión.
- Palomitas para microondas y palomitas dulces: si el maíz es
un aperitivo perfecto por ser rico en fibra y en granos enteros, las
variedades producidas para preparar en el microondas son una bomba para
el corazón. Sus grasas trans, junto al diacetilo que se utiliza para la
mantequilla (un químico del que se sabe que puede dañar el cerebro), lo
convierten en un producto a evitar. Otra bomba son las palomitas dulces,
cargadísimas de azúcar y transgénicas.
Además, contienen ácidos grasos trans que perjudican gravemente la salud cardiovascular. Si vas al cine llévate unos chips de verduras al horno o deshidratadora, barritas de semillas naturales o un trozo de cacao al 80%.
- Smothies embotellados: lo tienen todo: colorante de
caramelo, pectina, fructosa, goma xantana... Están tan llenos de
calorías y azúcar como despreocupadas de valores nutricionales. Otra
perversión del propósito original: Háztelo tú mismo o busca un lugar en
el que te lo hagan al momento para evitar que las frutas pierdan sus
propiedades y no los endulces más: la fruta ya tiene fructosa.
- Hamburguesas veganas de soja: la proteína de soja se hace a partir de soja modificada genéticamente, a la que posteriormente se le suministra hexano, un disolvente nocivo que además de usarse para borrar pinturas, etiquetas de precios o gomas, se encuentra en este tipo de hamburguesas y en aceites de soya, maíz y canola. Y no, las hamburguesas de McDonalds no son la solución: asegúrate de que la hamburguesa que tomas tenga un certificado orgánico.
- Tofu: di contiene sulfato de magnesio coagulante, evítalo.
Los estudios demuestran que es un potencial carcinógeno. En su lugar, y
si no puedes evitar comer tofu, prueba con cualquier otro agente
coagulante, como sales de nigari, lushui o agua de mar.
Fuente.
Pero el desconocimiento que tenemos de claves nutricionistas y dietéticas hace que nos equivoquemos pensando que algunos productos dañinos -como los zumos sintéticos, los cereales azucarados, etc.- son sanos. Sin embargo, que el origen de ciertos ingredientes esté en el campo no significa que no hayan pasado por un laboratorio.
¿Podemos permitirnos el famoso “día trampa”? El dietista Diego de Castro se muestra flexible ante esta pregunta. “Si un día en particular nos apetece comer una pizza o unas bravas, podemos hacerlo. Creo que los extremismos son desequilibrados. Si estamos sanos y lo hacemos bien con nuestra dieta, por un día que comamos un pastel o el postre preferido no pasa absolutamente nada. La cuestión es que si hemos conseguido llevar una alimentación verdaderamente saludable, limpia, natural, es muy probable que no necesitemos ni tengamos muchos antojos por comida chatarra”.
Al comer sano y llevar una alimentación variada es menos probable que nos den antojos de comida basura”
- Cereales dulces: no hay tregua contra el azúcar. Sabemos que abusar de esta sustancia puede conducir a la obesidad y a enfermedades como la diabetes, y la deformación que se hace en los cereales con ella es peligrosa.
Algunas marcas populares estadounidenses utilizan hidroxianisol butilado, un compuesto cuyo consumo está limitado en Europa por la European Food Safety Authority y prohibido en países como Australia o Japón porque se cree que es carcinógeno.
- Aderezos para ensalada: olvida los aderezos de ensalada comprados, esas pastas pegajosas ricas en carboximetilcelulosa de sodio y azúcar, y prueba con el aceite de oliva, el vinagre balsámico, el zumo de limón, la miel o la mostaza para preparar tus alimentos. Lo agradecerá tu cuerpo y tu paladar.
Además, contienen ácidos grasos trans que perjudican gravemente la salud cardiovascular. Si vas al cine llévate unos chips de verduras al horno o deshidratadora, barritas de semillas naturales o un trozo de cacao al 80%.
- Hamburguesas veganas de soja: la proteína de soja se hace a partir de soja modificada genéticamente, a la que posteriormente se le suministra hexano, un disolvente nocivo que además de usarse para borrar pinturas, etiquetas de precios o gomas, se encuentra en este tipo de hamburguesas y en aceites de soya, maíz y canola. Y no, las hamburguesas de McDonalds no son la solución: asegúrate de que la hamburguesa que tomas tenga un certificado orgánico.
Fuente.
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