Originariamente,
este dulce se cocía sobre la brasa caliente obtenida después de haber
horneado el pan, pero poco a poco se fue perfeccionando la técnica de
cocción hasta desarrollar un producto único y delicioso que se toma habitualmente para desayunar, merendar o como tentempié.
El kürtöskalács
es un pastel típico de Hungría característico porque se cocina sobre
un cilindro unido a un pincho que se pone sobre un fuego abierto.
Consiste en una cinta fina de masa con levadura, ligeramente
condimentada con canela y bien espolvoreada con azúcar. A veces se
reboza con chocolate en polvo, nueces o almendras. Para tostarlo, se enrolla alrededor de un cilindro de madera, por lo que adquiere con forma de caracola. Así, el azúcar se carameliza sobre la superficie del kürtöskalács, formando una corteza dulce y crujiente.
Como
en casa no dispondremos de este horno especial con rodillos giratorios
con los que se hacen estos dulces, podemos enrollar la masa en un
cilindro metálico o en un vaso resistente al horno.
Ingredientes:
250 ml. de leche
50 gr. de azúcar
20 gr. de levadura fresca
500 gr. de mantequilla
aceite, azúcar, canela
1 huevo
Preparación:
Mezclamos
bien todos los ingredientes de la masa y la dejamos reposar duarnte
una hora. La estiramos con el rodillo y cortamos tiras de unos 3 cm.
Ahora cogemos un cilindro para hornear pintado con aceite y vamos
enrollando la tira de manera que obtengamos una especie de caracola.
Bañamos con mantequilla el pastel y lo rebozamos en azúcar.
Introducimos en el horno a unos 200 grados hasta que la superficie del
dulce esté dorada y caramelizada. Volvemos a rebozar en azúcar y
canela. Opcionalmente lo podemos espolvorear con cacao en polvo,
crocanti, etc.